"...y ahora, una pequeña pausa para la contrapublicidad..."

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la publicidad... es la voz de los nuevos amos del mundo


George W. Bush y varios miembros de la Casa Blanca tienen fuertes lazos con las empresas petrolíferas. ¿Es casualidad su pasión por el medio oriente y su escaso interés por el protocolo de Kyoto?

 

La "Globalización" se caracteriza, entre otras cosas, por el declive de los estados nacionales y el auge de las grandes empresas multinacionales. Los parlamentos cada vez cuentan menos, y el mercado y sus grandes señores cuentan más. En las democracias, son las empresas quienes subvencionan las enormes campañas propagandísticas de los partidos (convertidos ahora en productos) y que luego esperan que se les devuelva el favor. Cada vez con mayor frecuencia (vease Berlusconi en Italia, Putin en Rusia o Bush en EEUU) son los mismos empresarios quienes toman las riendas del poder político.
La publicidad es la voz de estos amos, y cada vez la oímos más y mejor.

Intocables
La publicidad y las marcas que promociona son los nuevos tótems sagrados de nuestra sociedad. Los medios de comunicación nunca, o casi nunca, contradicen los mensajes publicitarios, y mucho menos critican abiertamente los productos. Ni siquiera los articulistas más deslenguados o los cómicos y artistas gráficos más corrosivos se atreven a ridiculizar a la Coca-Cola o a IBM --porque saben que no se publicaría su columna o su viñeta. Y si lo hacen, dentro de unos límites, resulta ser una pequeña nota discordante contra la ensordecedora sinfonía-tributo al consumismo que suena en todo el planeta. Los medios viven de la publicidad -incluso la televisión "pública". Los grandes periódicos pueden defender los derechos de la mujer, pero no tienen escrúpulos a la hora de publicar fotos de página entera que presentan a las mujeres como objetos sexuales, o incluso los reclamos del "negocio de la carne" en la sección de anuncios breves. Los telediarios pueden informar sobre la contaminación atmosférica y luego dar paso a un espectacular anuncio promocionando un todoterreno chupagasolina. Nadie se escandaliza con estas contradicciones, pero demuestran quién es el amo.

Distorsión del mercado libre
Se habla mucho del "mercado libre" para justificar el desmantelamiento de los estados y la sociedad del bienestar, pero las grandes empresas son los principales enemigos del auténtico liberalismo. La publicidad es buen ejemplo de ello, ya que distorsiona totalmente el buen funcionamiento del mercado. El altísimo coste de las campañas publicitarias constituye una barrera infranqueable para potenciales competidores nuevos en un mercado establecido. Por otro lado, la información sesgada de la publicidad consigue evitar que los consumidores compren aquellos productos con la mejor relación utilidad-precio, como predicen las teorías del mercado libre.

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