Ir a la guerra o colaborar con quienes van a la guerra no es una decisión cualquiera. Los ciudadanos de los estados que acuden a un conflicto armado nos convertimos en cómplices de asesinatos y esto no es algo que unos gobernadores puedan decidir porque sí.
Organizar un referéndum conlleva tiempo, dinero y esfuerzos considerables, pero minúsculos comparados con los que implica afrontar una guerra. Sólo en caso de recibir un ataque en territorio propio que requiriera una respuesta defensiva inmediata sería justificable que las fuerzas armadas actuasen. Importante matiz: estas movilizaciones armadas inmediatas deberían cubrir su propio territorio. Cualquier salida de las fuerzas armadas fuera Y dentro de su territorio requeriría ese referéndum. En el caso de legislaciones que no contemplen referéndums vinculantes, se deberían iniciar procesos de cambios constitucionales.
¿Qué hacer cuando tu gobierno no inicia el referéndum?
Organizarlo en el ámbito en el que tengas jurisdicción, de forma consultiva. Como iniciativa cívica sin vinculación legal. A nivel municipal, regional, etc.
Este concepto es producto del trabajo desarrollado en el proyecto Por la Paz - http://espiral.org/porlapaz (URL en estos momentos inactiva)