La agenda de actualidad de los grandes medios se define en base a criterios de poder y espectáculo
El camino hacia la libertad del ser humano moderno también pasa por la necesidad de liberarse de la agenda mediática, eso que decide indirectamente qué es noticia y qué no. Esa agenda machaca cada día una visión de 'la actualidad', que de tan acostumbrados que estamos a ella confundimos con 'la realidad'.
Los llamados medios de comunicación de masas dictan implícitamente de qué se va a hablar hoy en escuelas, bares, oficinas y comedores, y de qué mejor no hablamos. Pero esa agenda no necesariamente aborda lo más importante para las personas corrientes, ya que quien le da forma es una maquinaria oscura que se hunde en mares de intereses políticos y comerciales. Y cuando toca guerra, toca guerra, y cuando no, pues no. Y cuando toca fútbol toma fútbol y más fútbol.
Así pasan desapercibidos otros temas más importantes y también incómodos, sistemáticamente obviados o banalizados. La agenda mediática, dicen los comunicólogos críticos, es la principal impulsora de la actual sociedad del espectáculo y su fuerza en nuestras vidas recuerda a la estrategia imperial de dar 'pan y circo' al pueblo para canalizar sus siempre inquietantes energías.
Sólo saltando al caos emancipador, descentralizado e interactivo de las redes se saborea esa famosa frase de McLuhan: el medio es el mensaje. Es decir, para que la información sea libre e independiente las estructuras y el contexto que la generan lo deben ser también. En este sentido, en los últimos años hay quien se ha dedicado a diseñar sistemas y procesos abiertos para el medio digital que liberan a las fuentes y a los lectores de sus roles pasivos y anclados.
Pero incluso en nuestro entorno personal podemos experimentar con esta 'nueva' forma de entender el mundo: simplemente escuchando a personas que no son noticia y conviviendo con ellas, suponiendo que se encuentran representados en ellas distintos sectores sociales y culturales, obtendremos un reflejo de la realidad mucho más realista que esa actualidad presentada por los noticiarios.
La solución no consiste en (sólo) criticar a los grandes medios. La estrategia correcta pasa por conocer los esfuerzos de quienes intentan hacer un trabajo periodístico de otro tipo, en saber que hay muchas maneras de informarnos, que es posible obtener noticia del contacto con personas de aquí y allá...
Al fin y al cabo somos nosotros mismos los responsables de la construcción de unos medios más incluyentes que informen con unas perspectivas sociales acordes a nuestros intereses.
O como resume el eslógan de indymedia.org:
No odiemos a los medios: convirtámonos en medios.