Vidas sencillas
No es rico quien posee mucho, sino quien necesita poco. El bienestar no radica en tener sino en ser.
En el actual contexto capitalista y materialista esto puede sonar a consolación retórica para los que ni poseen ni tienen, pero un sencillo repaso a cualquier sociedad en cualquier época arroja un claro resultado: allí donde se cubren las necesidades con modestia y sencillez reina la calma y el bienestar; allí donde se promueve la acumulación de riquezas materiales no tardan en aparecer la competición, las divisiones, las tensiones y los enfrentamientos.
Estos procesos detectables en el ámbito social se originan en el interior de un@ mism@. Así tenemos millones de personas que pudiendo disfrutar de una vida sin mayores problemas, con unos mínimos de trabajo y salud cubiertos, en realidad viven prisioneras de sus propias complicaciones.
La simplicidad voluntaria es una actitud que pretende deshacernos de la competitividad y la agresividad para ganar en tiempo libre permitiendo un mayor disfrute de nuestras vidas, compartiendo más con nuestros hijos, nuestra pareja, los amigos.
El materialismo y la sociedad de consumo nos empujan a introducirnos en una espiral con tal velocidad que la inercia que lleva nos impide pensar, nos induce a consumir intentando llegar a un fin que no existe. Nos hace perseguir molinos de viento que nunca terminamos de descubrir.
Se puede invertir el sentido de la espiral, que en vez de ahogarnos nos haga sentir con plenitud, que en vez de ir al limite vayamos desahogados. Como si de un tornillo se tratase, que no apriete sino que afloje.
No existen fórmulas mágicas, pero sí hay algunas viejas enseñanzas que se han mostrado eficientes, fórmulas que podríamos dividir en materialistas(necesitar menos) y espirituales(ser más):
De entre las primeras destacamos,
- Trabaja para vivir, no vivas para trabajar y si puedes sé dueñ@ de tu trabajo.
- Vive según tus posibilidades y desconfía de quienes te prestan y te regalan a cambio de consumir más.
- Compra artículos duraderos y reparables.
- Mira en qué gastas el dinero y piensa si podrías gastar menos.
- Preocúpate de tu bienestar, piensa qué te haría realmente feliz y cómo lo podrías lograr.
De las espirituales,
- Observa la naturaleza, siéntete parte de ella y sigue sus ritmos.
- Aliméntate con productos naturales, cocina con frecuencia y conoce la procedencia de lo que comes.
- Aprende a decir que sí puedes, aprende a decir que no puedes.
- Sé tu mism@ y confía en tu intuición
- Explora tu lado artístico: escribe, canta, pinta, baila...
Todo esto cunde mucho más cuando lo compartes con quienes conviven contigo. Y el simple hecho de pensar si a esta lista le falta algo más ya es un síntoma de ir por el buen camino.