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Solicitar ayudas públicas es una forma de participar en los asuntos públicos

sociedad

Aunque muchas instituciones públicas utilicen las subvenciones de forma clientelista y buscando su propio prestigio, los fondos que administran pertenecen a la ciudadanía y con las debidas precauciones pueden ser utilizados en provecho de la ciudadanía.

Con frecuencia las instituciones públicas utilizan sus programas de subvenciones para:

- favorecer círculos allegados
- identificar y controlar círculos no tan allegados
- mejorar su imagen en ámbitos o situaciones en los que su prestigio es bajo
- cubrir el expediente de forma económica "subcontratando" actividades que deberían desarrollar en su seno
- y en general autopromoverse y tener su imagen corporativa presente en todos los ámbitos sociales

Cuando una organización está solicitando una subvención debe ser consciente de estos factores, especialmente si los solicitantes o el proyecto a subvencionar son críticos hacia las instituciones públicas.

También debe ser consciente que una cosa son las instituciones públicas en sí, otra las personas, grupos o partidos que las gobiernan y otras los recursos que administran. Estos recursos pertenecen al conjunto de la sociedad, y por tanto "nos" pertenecen, incluso cuando las personas y las instituciones que los administran sean algo de lo que no queremos formar parte.

Entrar en solicitudes de subvenciones conlleva el riesgo de hacerle el juego a las instituciones y los grupos que las administran. Pero cuando las organizaciones críticas no se presentan a convocatorias públicas también es posible que acaben haciéndole el juego a quienes critican. Las instituciones pueden decir que la puerta estaba abierta, pero que fueron los críticos quienes no quisieron entrar.

Un ejercicio interesante puede ser intentar pasar por esa puerta para comprobar (o demostrar) cuan cerrada está y en cualquier caso contribuir a que se abra más a los intereses ciudadanos. Es decir, incorporar al proyecto subvencionado una reflexión y una crítica a lo que mejoraríamos del sistema de destinación de subvenciones.

Lo correcto o incorrecto no se basa en el hecho de solicitar o no ayudas, ya que cada solicitante, cada institución, cada proyecto y cada subvención tiene características diferentes. Se trata más bien de una cuestión de coherencia o incoherencia, algo que no siempre es simple de valorar pero que su sola reflexión ya es de utilidad para toda organización que se plantee solicitar una subvención.

Este valor se nutre de elementos debatidos en http://sostenibles.net