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La ciencia y la tecnología están en nuestras manos

ciencia | valor aprobado

El desarrollo científico y tecnológico no se produce de forma autónoma. Como cualquier otro producto humano, la ciencia y la tecnología están entrelazadas con la sociedad en la que se producen. Detrás de la supuesta autonomía e independencia de ambas, existe un sustrato ético, aunque sea de manera implícita. Si reconocemos este hecho, y por tanto nuestra capacidad de influencia, se deben potenciar los desarrollos que vayan en favor de la vida y tratar de evitar los que la destruyen.

De Antonio Cafiero, político argentino:
"Al igual que otras actividades del hombre, el avance científico-tecnológico es polivalente. Puede servir al progreso de la humanidad, por ejemplo, en la lucha mundial contra el hambre, la enfermedad, la pobreza y el deterioro ecológico. Pero igualmente puede exacerbar las desigualdades hasta volverlas intolerables o servir como factor de poder militar o de dominación económica."

De Francis Fukuyama:
"la capacidad de la tecnología de mejorar la vida humana depende en alto grado de un progreso moral paralelo del hombre"

Una mina antipersona o una silla eléctrica no son productos tecnológicos neutros: sirven para matar personas. La energía solar o eólica tampoco lo son: sirven para poder obtener energía con un impacto mínimo para el medio ambiente. Estos son ejemplos extremos que muestran lo peor y lo mejor de las posibilidades de la ciencia y la tecnología humanas, productos a los que no se ha llegado por casualidad o determinismo, sino que han sido inspirados por principios de algún tipo.

Actualmente algunas de las principales fuerzas que guían los desarrollos son la obtención de beneficios económicos y la búsqueda de la superioridad militar. También es comunmente aceptado que si existe la posibilidad de determinada investigación o producto, hay que realizarla sin más razón ni consideración de utilidad, simplemente por la posibilidad de hacerlo (posibilismo).

Se debería potenciar la utilización de los fondos públicos para investigación para desarrollos en favor de la vida, prestando especial atención a las necesidades básicas, y restringir los que van en contra de la vida. Las empresas privadas deberían también considerar este tipo de desarrollos, en vez de buscar únicamente beneficios económicos. Los autores y colaboradores de desarrollos tecnológicos que van claramente contra la vida, como el armamento, deberían ser conscientes de que su trabajo no es neutral y de que no pueden "lavarse las manos" en todo este problema.